Es tarde, como de costumbre. Retomo la lectura donde la dejé esta tarde. Pensamientos van y vienen por mi cabeza. Es una sensación muy desagradable no tener nada claro.
Hoy ha sido uno de esos días en los que no te apetece sonreír, sólo escuchas quejas y críticas a las que ni quieres responder. No sé si echar las culpas a las pastillas rojas o es cuestión de todo lo que está pasando últimamente.

Por otro lado, he estado cerca de encontrar lo que buscaba. Seguir hacia delante me hace temblar, el miedo me da inseguridad y lo único que quiero hacer es despertar un día y encontrarme donde quiere que esté. Me aterra pensar. Me conformo con ver pasar la vida siguiendo lo que había establecido antes de este mar de dudas.
¡Qué cobarde soy! Pero sólo imaginar que puede ser un error, volver a equivocarme... Diría que ésta es la tercera parada, pero no la más fuerte, ¿o quizá sí? Cuando salga a la calle, lo comprobaré.
Ya es un cúmulo de conversaciones, de sentimientos, de miedos, todo compartido. Algunos muestran firmeza y osadía, sin embargo, los débiles sólo sabemos hacer dudar a estos.
No sé si será mejor esperar o salir al encuentro. De momento, hablaré con Él esta noche y me iré a descansar.
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