sábado, 16 de marzo de 2013

Siempre

Te echo de menos. Te echo de menos cada vez que salgo a la calle y no te veo. Te echo de menos más aún sabiendo que jamás te volveré a ver.

Ni una palabra, ni una mirada, con tan solo tu presencia me bastaba. Me gustaba verte feliz, me gustaba verte disfrutar. Admiraba tus ganas de vivir, a pesar de tu mala cara.

Recuerdo la última vez que coincidimos como si hubiese sido ayer. Nunca lo olvidaré.

Qué injusta puede ser la vida... Unos que darían lo que fuera por un segundo más en este mundo y otros deseando que llegue ese día. Pero ya se sabe, a los medio muertos no los quiere la muerte, ni siquiera la vida.

Aquel día solo podía pensar en ti y en la ilusión que te hubiese hecho presenciar algo tan único. Me emocioné al ver aquel detalle que te recordaba y te hacía tan presente.

Cuando uno se va, se recuerdan todas las cosas buenas que hizo. Eras grande. Me he quedado con las ganas.

Seguiré ofreciendo por ti, te lo mereces. Te tendré siempre presente, especialmente estos días, tus días.

jueves, 17 de enero de 2013

Enhorabuena, abuelo

Y yo que pensaba que hoy sería un día especial... Nada nuevo, como siempre todo sigue igual, incluso peor.

Hace ya tiempo que esto me resulta muy pesado, no sé hasta cuándo podré aguantar. Creo que he sido demasiado buena, me he portado lo mejor que he podido y sigo sin ser correspondida. Además, ahora me piden algo muy importante para mí que no voy a ser capaz de llevar a cabo, es más, me niego rotundamente. Ni si quiera sé cómo se le pudo ocurrir tal barbaridad.

A pesar de todo, hoy estaba decidida a dar el paso y no sé muy bien por qué al final no ha salido la cosa como esperaba. Mejor, no acababa de convencerme. Quizá más adelante... O mejor seguir guardando el sentimiento tan hondo que no pueda escaparse. Sabes que yo te sigo echando de menos y no hay momento del día que no piense en ti. Seguro que todo sería mucho mejor si estuvieras aquí.

Me gustaría escapar, salir corriendo y no mirar nunca hacia atrás. Olvidar todo lo olvidable y tan solo recordar aquellas historias que me supieron a poco. Ir lejos, empezar de nuevo.

Me canso, no puedo más.

Sé que no voy a cambiar el mundo, tampoco pretendo hacerlo. Me conformo con ser feliz a mi manera, sin obstáculos, siendo libre.

Te prometo que no te fallaré.

domingo, 6 de enero de 2013

La noche que dejó de ser mágica

Es día de Reyes, día de dormir temprano, aunque en casa es todo lo contrario. Al vivir tan cerca de la entrada del pueblo, los Reyes dejan bajo los zapatos los regalos casi a la vez que se pasean en la cabalgata.

Como cada año, salimos a recibirles y escuchar su típico mensaje de portarse bien y estudiar más. Hoy me ha llamado la atención cómo Baltasar, que confesaba haber venido desde República Dominicana, pedía a los niños que dejasen los vicios, especialmente el tabaco. Los mayores son los que deberían aplicarse el cuento.

Esta noche he conseguido sentirme como una niña y he guardado esa sensación para poder revivirla en cualquier momento a lo largo de este año, hasta la próxima vez.

Ahora que casi todos somos mayores, no sé si queda algo de ilusión. Hace un par de días compraba acompañada de mi madre mi regalo y el regalo "importante" lo llevo usando un par de semanas. Este día ya no es lo que era si no fuera por la pequeña de cinco añitos que ha pasado toda la cena intentando ponerle las extensiones a su nueva Barbie.

Esta mañana, durante la comida, mis padres intentaban hacer memoria de sus regalos de cuando eran niños pero apenas hablaban de mazapanes y material escolar. Está claro que los tiempos han cambiado.

La segunda parte de nuestros regalos es una ruta turística por las rebajas de las tiendas de Madrid. Lo que decía, ¿dónde quedó la ilusión?

Éste era mi día favorito, siempre había una princesa Barbie debajo de mi zapato. Con el tiempo, todas mis muñecas están guardadas en una caja, desnudas, despeinadas, algunas ya sin pelo... Era lo que más deseaba en el mundo. De hecho, a día de hoy, si visito un centro comercial, lo primero que hago es buscar la sección de juguetería, disfrutar viendo estas muñecas en sus cajas y horrorizarme cuando las niñas de hoy sueñan con esas "cosas" tan feas que parecen monstruos.

A pesar de todo, me hace muy feliz que este día hayamos cenado juntos gran parte de la familia.

viernes, 4 de mayo de 2012

Culpa del Beato

Que nadie me pregunte el por qué, porque ni yo misma sabría responder. 

La culpa la tiene ese Beato, ¿por qué besaría aquella reliquia? Es la única cuestión que me ronda por la cabeza, es la única explicación que encuentro para sentirme así.

A nivel profesional, no puede ir peor. A veces me planteo que va siendo el momento de encender la vela y dejar de perder el tiempo, aunque sin título no pueda trabajar para lo que he estudiado. Me da igual.

Necesito volver a inyectar emoción a mi vida que a día de hoy no puede ser más monótona y aburrida. Me he estancado durante todos estos meses y no he encontrado el modo de volver a salir a flote hasta hace unos días.

Todo por culpa de ese Beato, ¿qué le habré hecho yo?

Estos días de compartir con los más pequeños, con las familias, con los amigos, con los antiguos compañeros... Estos días han estado llenos de lágrimas contenidas, risas nerviosas y... ¡Lluvia! ¡Mucha lluvia! ¡Muchísimas bendiciones!

La lluvia se hace presente en los momentos más importantes, como en Cuatro Vientos, como el paseo por Buitrago, como los días en Gavilanes, como cuando sale la Divina Pastora y se coge la reliquia para que no se moje... El Beato es el culpable.

Y cuando todo parecía encaminado, el Beato se hizo más presente que nunca. Se esfumaron las ganas de salir corriendo del nido, ahora sólo me apetece quedarme quieta, seguir contemplando todo lo que se mueve alrededor y disfrutar, disfrutar de todo cuanto se me está ofreciendo.

Quizá había perdido la ilusión. Pensaba haber encontrado la forma en la que quería vivir pero el Beato se interpuso en el Camino y ya no quiero seguir así... 

Sólo es cuestión de ser feliz.

jueves, 12 de abril de 2012

Gavilanes

Estaba tan alejada que lo que más me aterraba era encontrarme cara a cara con Él. Unos minutos antes de partir, habría hecho todo lo posible por quedarme en casa pero había una fuerza mayor que me atraía.

Necesitaba el reencuentro, poder compartir inquietudes. Llevaba demasiado tiempo huyendo.

Pasé miedo, reí, lloré, volví a reír... Cada una de aquellas trece personas aportaron su granito para acercarme y es que era imposible no ver a Dios en ellos, en cada gesto, cada palabra, cada mirada. Eran el mismo Dios encarnado.

Me llamaron valiente cuando es lo último que me considero, me sentí reflejada comentando que mi felicidad era cumplir Su voluntad y si una persona vuelve a tu vida, es porque algo bueno trae consigo. Yo también soy de las que prefieren escuchar antes que hablar pero hay cosas que no puedo evitar callar... Darse al cien por cien pero, ¿a qué precio?

Sería muy feliz si cada mañana me despertase muerta de frío escuchando sus voces pidiendo cinco minutos más de sueño.

La cocina se hace divertida cuando es compartida con personas llenas de alegría. Los paseos bajo la lluvia no sólo se dan en las películas. 

Sacerdotes que hace tiempo descuidaron su vocación, feligreses que olvidaron las formas y no se quitan ni el sombrero... Al menos, no todo estaba perdido.

Todavía no entiendo cómo pudimos compartir tantos días y que tantas conversaciones quedaran pendientes.

Vi el amor en aquella familia donde la vida sigue teniendo valor. Me contuve las lágrimas y dejé que aquel sentimiento inundara mi corazón, que tan vacío se encontraba. No vi una mala cara, sólo reinaba la felicidad. Dios habita en esa casa.

Aquellos pequeñajos hicieron sentirme como uno de ellos. Hacía tiempo que no disfrutaba tanto.

El pan y el vino, nunca antes los había tenido tan presentes. Imaginar que aquella podría ser mi última cena...

Regalé mi dulce corazón mil y una veces. 

Tuve la oportunidad de, como cada año, renovar mi bautismo el mismo día que por primera vez me bautizaron tiempo atrás. 

A pesar de echar en falta celebrar la Resurrección con las RR. MM. Carmelitas, la fiesta fue inmejorable.

No me canso de dar gracias por esta oportunidad.

lunes, 26 de marzo de 2012

Bañada en salitre

Los recuerdos vuelven. Tan solo ha sido volver a escuchar tu nombre y no hago otra cosa más que echarte de menos.

No pasa un solo segundo en el que no piense en nuestro reencuentro. Los años pasan y las diferencias que pudiésemos tener han caído en el olvido. 

Todo, te lo perdono todo.

Aún formas parte de uno de los mejores días que he vivido y viviré. Aquellas palabras todavía resuenan en mi cabeza. Se han grabado a fuego lento, imposible de borrar.

No eres tú, son los sentimientos que renacían cada vez que tus brazos me rodeaban.

Sé que es una locura, que aquello no tuvo un principio pero tampoco se dio por terminado. La función no ha acabado.

Es como vivir de un sueño pero estoy segura de que pronto volverá a ser realidad. 

Pronto, muy pronto. Idéntico guión, distintos protagonistas, un final por construir.

Sólo tú y yo.

jueves, 19 de enero de 2012

Confío en Ti

Hace ya tiempo que las cosas comenzaron a cambiar.

Las amistades fueron las primeras. Gente que entra y sale de mi vida y finalmente sólo permanecen aquellos que día tras día me aportan lo que necesito. Amigos que no quisieron acompañarme en esta aventura, incluso alguno hace todo lo que está en sus manos para que fracase y no tenga más opción que volver al punto de partida y, si pudiera ser, unos cuantos metros detrás de ésta. Mis favoritos son los que a pesar de no entender nada hacen todo lo posible por entenderlo.

La familia en ocasiones parece un obstáculo. No dejan de hacer siempre las mismas preguntas y cuando necesito escucharlas, se quedan mudos. Nunca pensé que éste pudiera ser un tema tabú. La indiferencia ha sido su decisión. Me atrevería a decir que entre ellos comentan y ninguno se atreve a documentarse a la fuente.

Los miedos también quieren formar parte de esta historia. Unas veces se ganan el papel principal y otras, pasan totalmente desapercibidos.

Desde aquí todo parece el doble de complicado. No dejan de abundar las cosas materiales y cuesta dejar espacio para lo verdaderamente importante. Es imposible guardar cosas personales por muy escondidas que estén. Es todo un reto.

Y, a pesar de todo, cada paso que doy es más firme. Las ganas no decaen, estoy dispuesta a todo.

En esta vida sólo buscaba mi felicidad y estoy segura de haberla encontrado.