lunes, 22 de noviembre de 2010

Exámenes

Malditos exámenes. Llega un momento en tu vida en que te acostumbras a ellos. Unas veces salen bien, otras salen mejor, otras fatal y otras... Mejor no hablar de esas otras.

Es lunes, en cuestión de 7 horas me examino. Ya no tengo nervios, se me olvidaron el día que sabía que no iba a ser capaz de sacar más de un 1 en un examen de química aunque, en realidad, sí que pasé del 1, obtuve un 1.01. Una vez descubres que suspender no es tan malo como lo parece dejas ese miedo atrás.


"Soy de los mejores de clase, el que mejores calificaciones tiene". Sientes terror a decepcionar a esa persona que tanto admiras

"¿Cómo voy a ser capaz de suspender su asignatura? ¡Si es de mis favoritas!" Frase que nos hemos repetido una y mil veces y termina sucediendo, suspendes. Tienes vergüenza a que el "tonto" de clase haya estudiado más que tú y encima lo demuestre..

"A mí no me supera ese", pero termina haciéndolo. En lo que tú has tardado una hora en memorizar, él estuvo tres, pero tú no tienes esa fuerza de voluntad para estar sentado sin levantar la cabeza de los apuntes más de hora y media. Será la falta de costumbre.

"O tu carrera es muy fácil o eres muy inteligente". Dudan de tu inteligencia, por Dios. Reconoces que apenas has estudiado pero vas a aprobar y con nota.

"La materia es fácil, son pocas las notas que tomé en clase". Tratas de autoconvencerte pero, en el fondo sabes que la noche anterior te la pasarás empollando como si fuese la única asignatura de la carrera que te quedase.

"Aquel lo lleva peor que yo". Te consuelas viendo que no vas a ser el único que va a suspender. Hay compañeros que están peor preparados para ello.

"Llevo toda la calculadora llena de chuletas". ¿Y si la profesora no te deja usarla? ¿Y si se da cuenta de que sabes escribir libros para gnomos?

En fin, es tarde y necesito descansar.

Que sea lo que Dios quiera.

No hay comentarios: