domingo, 21 de noviembre de 2010

Tan sólo palabras

Sábado, mejor dicho, domingo. Altas horas de la madrugada y yo soy incapaz de dormir. Me abruman pensamientos. 

Aunque dejé la alarma para despertarme temprano, fui incapaz de desarroparme y levantarme a estudiar. Es algo que me ocurre muy a menudo. Así pasa, que a la hora de dormir solo puedo dar vueltas recordando historias pasadas, actos que me hubiese gustado haber hecho en su momento y que ahora no tengo el valor de hacerlo. Además, ya se sabe que con el tiempo los errores son más difíciles de solventar.

Creo que ahora sería lo suficientemente valiente como para coger el teléfono y llamarle contándole lo mucho que me cuesta hoy dormir, pero pensándolo mejor, es demasiado tarde para hacerlo. Él piensa en alguien y ese alguien sé que no soy yo. Él no aguantaría tanto tiempo sin saber de mí si aún le siguiera importando. En el fondo me alegra saberlo. Cuando la relación es imposible es necesario que uno de los dos diga "basta" pero yo soy demasiado cobarde para eso. Es la segunda vez que me pasa.

Dicen que el roce hace el cariño y yo me encariñé más de lo que debía. No tengo fuerza para levantar cabeza y pasar a su lado sin sentir todo mi cuerpo templar recordando que un día sus labios estuvieron rozando los míos. El día que sé que coincidimos ese día es especial. Procuro que mi imagen sea perfecta, que sea de su agrado, que sea la que él ha querido ver en mí y que nunca le mostré. Intento crearle envidia de no poder estar conmigo, aunque dudo mucho que eso sea real, puesto que, como me conoce lo suficiente, sabe que con solo una mirada estaría dispuesta a tirar todo lo que había levantado en su ausencia.

En fin, también traté de olvidarle con un sustituto, incluso con dos. El primero fue capaz de hacerme sentir nueva otra vez, pero no le convencí. Él no estaba dispuesto a seguir adelante con lo que acababa de empezar. Todo parecía perfecto: conversaciones que daban miedo de todo lo que compartíamos y que antes no habíamos descubierto. No lo sé. Soy tan impulsiva que a veces me dejo tanto llevar... Cayendo en el error de ir demasiado deprisa y aparentar lo que realmente no soy. No me arrepiento. Quienquiera que sea ha decidido que los hechos sucediesen así.

Un año ya y parece que fue ayer la primera vez que me paró en seco, donde comenzó todo. Cada vez que paso por "nuestro" sitio me es imposible no recordar todos los sentimientos que se me escapaban como si no pudiese controlarlos. Quizá nunca llegó a sentir lo mismo que yo, pero hubo momentos que jamás cambiaría.

El día más especial apenas me dejó dormir. España se acababa de proclamar campeona del mundo. Estaba estudiando cuando recibí una llamada. Eran casi las 2 de la mañana. Tenía mi último examen de recuperación en apenas unas siete horas. Me vestí y corrí para que una amiga me contase lo que aquella noche no le dejaba dormir, algo que tenía que contar que no se podía callar. De regreso a casa, eran casi las 4. No hacía más que dar vueltas en la cama porque sabía que le iba a ver.

Llevaba apenas tres cuartos de hora dormida cuando el teléfono comenzó a sonar de nuevo. Era él. Dijo cosas que jamás había escuchado de él, cosas que pensé que nunca me llegaría a decir, justo todo lo que deseaba oír. Apenas me ablandé, solo guardaba silencio y dejaba que él siguiese haciéndome soñar despierta. No pude volver a dormir.

Tras el examen, él llegó con la camiseta que tanto me gusta y... Ese fue uno de esos días que una no olvida tan fácilmente. Algo tan mágico, algo que siempre había soñado y que no pensé que aquel fuese el día.

Y aunque fue real, en verdad fue un sueño. Palabras que para él no tenían ningún significado, cosas que uno dice borracho y de las que luego se arrepiente.

De los errores también se aprende.

No hay comentarios: