miércoles, 9 de marzo de 2011

Vuestro día

Después de un día entretenido, lo mejor que se puede hacer es una pequeña reflexión. 

Ha sido un día fantástico. Siempre deseé que fuera tan bonito como lo ha sido hoy. En realidad, había poco que hacer para mejorar el anterior.

El sábado estuvo toda la familia reunida que hacía tiempo que no pasaba. Incluso la madre de mi cuñado estuvo para celebrarlo. Yo me conformaba con eso poquito aunque tenían preparado algo más para mí. Los regalos no dejan de ser algo material, sin embargo, guardaban lo mejor para este día.

He recibido muchas llamadas, todas esperadas, no obstante, cada una de ellas tenían un toque especial de cariño. Desde la que me despertó esta mañana a las ocho, hasta la última que recibí hace apenas una hora. Mensajes, unos cuantos. Ya se sabe que unos los escriben desde lo más profundo y otros solo cumplen, mas en el fondo de todos, me quedo con que por unos instantes se acordaron de mí en este día. Otros tantos he echado en falta, quizá por despiste o por cualquier otro motivo, no me importa. Hace tiempo que aprendí que eso de ojo por ojo y diente por diente no va conmigo.

Cuando redacto un pequeño mensaje, hago una simple llamada perdida, escribo un sencillo comentario, lo hago de corazón, porque así lo siento. No me afecta en absoluto que unas semanas antes me acordase de una persona y que hoy, en mi día, ni se haya molestado en decir nada. Como dice un buen amigo, para mí ese día apenas sirve para algo más que felicitar, lo que se valora es el día a día, cada gesto, cada detalle.

Hoy me he sentido muy querida. Amigos con los que hacía bastante tiempo no hablaba han vuelto para decir que tenemos que volver a vernos, que tienen ganas de saber más de mí, que les gustaría recuperar todo este tiempo que estuvimos sin saber el uno del otro. Y se agradece muchísimo. Quizá para ellos apenas significa nada pero para mí ha sido un mundo.

La visita de mis padres y mi hermana pequeña ha sido el mejor regalo de todos. Tan solo han sido unos pocos minutos pero simplemente el detalle de haber recorrido tantos kilómetros y más siendo fiesta en el pueblo vale más que cualquier otra cosa. 

Sin hablar del diminuto paquete que han traído con ellos, que no lo esperaba y, por ese motivo, me hacía el triple de ilusión. Disfruté unos minutillos de su voz, ya casi había olvidado ese acento gallego, y me ha dicho que no me hago vieja sino que cada día soy más vella.

¿Y del detalle tan bonito que han tenido escribiéndome unas palabras? Eso sí que ha sido impresionante.

Los veintiuno han llegado en una buena época, llena de felicidad, como vengo contando últimamente. Había empezado diciendo que los veinte no fueron tan buenos como esperaba que fuesen y, por eso, el listón de este año era fácil de superar.

Estaba en una situación personal complicada. No levantaba cabeza. Ni las amigas ni la familia eran capaces de hacer que mirase hacia delante dejando el pasado atrás. Comenzaba a ensimismarme, no quería contar nada de lo que me pasaba hasta que una noche, de tantas como había pasado llorando, me levanté de la cama y llamé a la puerta de enfrente porque no aguantaba más con tanto como llevaba guardado. Fue lo mejor que hice.

Me ha costado casi un año aprender a quererme. Ha sido difícil ponerme en pie de tan hondo como había caído. No deja de ser pasado y bastante he hablado de ello a lo largo de estos meses.

Gracias a todos por hacer de estas veinticuatro horas uno de los mejores días que seguro viviré este año. Mis oraciones van por vosotros.

El Señor se sirve de los instrumentos más humildes para las obras más grandes. (P. F. Míguez)

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Jooo Maria has echo que me ponga a llorar un poquito...Que bien has descrito tu dia...un besazo

Anónimo dijo...

Aunque no te conozca, aunque hace poco que se de ti, te digo de verdad que me alegro que tú día fuera tan especial, que lo disfrutases del principio al final y como diría mi abuelo: Ya eres mayor de edad, ahora ya si que sí (en su época las mujeres lo eran a los 21)!! El jo por ojo... es lo que mas duele, yo tengo la filosofía de no le hagas al prójimo lo que no quieras que te hagan a ti y aunque no siempre se ve el resultado hay veces que te sorprendes.
El momento en el que no esperas nada es cuando todo llega y así sin quererlo te sale una sonrisa que llega a doler, aunque es un dolor soportable :)

Sigue queriéndote y el resto te querrá.

Un beso y un abrazo!