martes, 31 de mayo de 2011

Incertidumbre

Recojo los apuntes y tengo la sensación de no haber aprendido nada hoy. Madrugué, voy a acostarme tarde y aún así parece que no ha servido de nada. Sólo quedan un par de exámenes si todo sale bien. No estoy agobiada, sólo quiero terminar y olvidarme de todo, desconectar y dar comienzo al verano.

Volvió a decepcionarme y esta vez dolió más que las veces anteriores. Seguro que todavía no es consciente de ello y eso es lo que de verdad me enfada. De todas formas, no tiene culpa de nada. Me trago mis palabras y mañana será otro día. El rencor no sirve para nada más que ocupar parte de los pensamientos inútiles.

Ayer viví una nueva experiencia. Me gustó mucho el valor y el regodeo que muestran en la plaza ante ese animal que con un pequeño descuido es capaz de decidir la vida o la muerte de esas personas. También hubo momentos en los que hubiese preferido quedarme en casa, porque cuando uno hace mal su trabajo, delante de miles de personas que hacen de jueces, y de esa manera, tan desagradable, le gustaría mostrar que ha sido un pequeño error, pero en este caso, nada puede salir mal. Está en juego la fama y más aún sabiendo que vienen pisando fuerte detrás, que con otro pequeño descuido como ese, te quedas fuera y no vuelves a pisar el ruedo.

Por otro lado, los viajes y el par de horas sentada, para llegar, dan mucho que pensar. Acompañaba la tormenta, el sueño, la ilusión... ¿Qué pasaría si un día decidiese coger el primer tren sin conocer el destino? Llenaría la maleta tanto de bufandas como bañadores.

Esa incertidumbre de no saber qué habrá al llegar, cuándo volverás a casa, con quién te encontrarás en ese lugar, dejando atrás la monotonía del trabajo, del estudio. No creo que me atreviese sola, me quedo con la estabilidad y la sorpresa de los pequeños detalles.

A unas asignatura de ingeniero y aún no sé qué hacer, qué me deparará la vida. Estoy siendo impaciente. Lo mejor será no pensarlo, dejarse llevar, seguir creciendo como persona y, algún día, llegar a esa meta, que ni yo misma sé cuál es.

Por ahora, sólo tengo planes a corto plazo, ni siquiera llegan a diciembre, no más lejos de septiembre. Si todo sale como espero, primero tendré que cumplir la promesa que hice; después unas semanitas de playa para recuperar energía y preparar la Jornada Mundial de la Juventud. En septiembre daré comienzo a mi vida un poco más independiente que hasta ahora y luego... Ya es demasiado planear. ¡Que sea lo que Dios quiera!

Continuaré con ilusión y ganas a todo lo que se vaya poniendo por delante.

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