viernes, 4 de mayo de 2012

Culpa del Beato

Que nadie me pregunte el por qué, porque ni yo misma sabría responder. 

La culpa la tiene ese Beato, ¿por qué besaría aquella reliquia? Es la única cuestión que me ronda por la cabeza, es la única explicación que encuentro para sentirme así.

A nivel profesional, no puede ir peor. A veces me planteo que va siendo el momento de encender la vela y dejar de perder el tiempo, aunque sin título no pueda trabajar para lo que he estudiado. Me da igual.

Necesito volver a inyectar emoción a mi vida que a día de hoy no puede ser más monótona y aburrida. Me he estancado durante todos estos meses y no he encontrado el modo de volver a salir a flote hasta hace unos días.

Todo por culpa de ese Beato, ¿qué le habré hecho yo?

Estos días de compartir con los más pequeños, con las familias, con los amigos, con los antiguos compañeros... Estos días han estado llenos de lágrimas contenidas, risas nerviosas y... ¡Lluvia! ¡Mucha lluvia! ¡Muchísimas bendiciones!

La lluvia se hace presente en los momentos más importantes, como en Cuatro Vientos, como el paseo por Buitrago, como los días en Gavilanes, como cuando sale la Divina Pastora y se coge la reliquia para que no se moje... El Beato es el culpable.

Y cuando todo parecía encaminado, el Beato se hizo más presente que nunca. Se esfumaron las ganas de salir corriendo del nido, ahora sólo me apetece quedarme quieta, seguir contemplando todo lo que se mueve alrededor y disfrutar, disfrutar de todo cuanto se me está ofreciendo.

Quizá había perdido la ilusión. Pensaba haber encontrado la forma en la que quería vivir pero el Beato se interpuso en el Camino y ya no quiero seguir así... 

Sólo es cuestión de ser feliz.