Hoy ha llovido pero ha sido un día radiante. La lluvia, a pesar de caminar bajo el paraguas, ha sido una bendición.
No terminaba de convencerme pero lo hizo. Esta vez le costó trabajo aunque volvió a seducirme.
Sólo unas horas de silencio, unos minutos de escucha, unos segundos para caer rendida de nuevo.
Modelando arcilla, enseñando lo poco que sé, orando con doble fin, compartiendo anécdotas...
La noche iba de despedidas y la he convertido en una bienvenida.
Me siento bien, muy bien. Ésta es mi casa, ésta es mi familia.
Sólo Tú, sólo yo y para siempre.
3 comentarios:
Preciosa y sentida entrada. Abrazos agradecidos.
Qué preciosidad.
Ten por seguro, Él y tú para siempre siempre.
Gracias por vuestros comentarios.
Os mando un fuerte abrazo.
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