No sé cómo llegó a mi vida.
Nuestros caminos se cruzaron por casualidad.
Unos meses atrás, sin darme cuenta, empecé a seguirle.
Aún no le he alcanzado, pero muy grande tiene que ser para haber cambiado todo el sentido de mi vida, de la noche a la mañana, sin ni siquiera pedir permiso.
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